Como un primitivo salvaje me voltea y jala mi cabello enredando con sus dedos, me posee y grita triunfo, lagrimas con sabor a dolor y placer se arrastran en mis mejillas pálidas con los ojos bien abiertos fijo la mirada hacia un punto blanco donde encuentro la calma, mar de sudor entre las sabanas rebalzan el cuarto oscuro.
martes, 26 de mayo de 2009
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